Pienso que no estaría de más explicar, aunque sea por encima, un par de cosas que complementen el artículo, que de por sí es bastante interesante y que habla de algunas ideas que el jazz utiliza profusamente, como son los dominantes secundarios y sustitutos.
En el segundo caso, al sustituir en el compás 2 el sexto grado (La menor) por un La7, conservamos la tónica del acorde, pero lo convertimos en un dominante que resuelve a su cuarto grado descendente, que es precisamente el Re del siguiente compás. Por eso esa progresión suena bien, porque el La7 "nos lleva" a Re. Es un artificio, ya que La7 contiene una nota que no es de la tonalidad principal, pero suena interesante y ese acorde tiene pleno sentido para llevarnos al siguiente. Ese acorde que no es de la tonalidad, pero resuelve a uno de la tonalidad, se llama dominante secundario (en este caso, de Re menor).
En el tercer caso, estamos sustituyendo el La7 (queda explicado ese La7 en el punto anterior) por Mib7, que es otro dominante que tiene el mismo tritono que La7 pero invertido (la tercera mayor de uno es la séptima bemol del otro y viceversa), con lo que cumple la misma función armónica que La7 y, de hecho, se denomina dominante sustituto de La7. El concepto de dominantes sustitutos es sumamente interesante porque, además de permitirnos variaciones chulas, las escalas que se tocan sobre esos acordes tienen alguna nota que ya no es de la tonalidad principal, lo que da un "color" especial a los solos.
No sé si lo he explicado claramente, porque soy un simple aprendiz de guitarra, pero creo que se entienden los conceptos de dominante secundario y dominante sustituto, que son pero que muy interesantes. Estas ideas rechinan un poco a los "puretas" de la armonía clásica, pero, al fin y al cabo, ¿la música es teoría o es emoción, son reglas inamovibles o es imaginación y fantasía?
